jueves, 30 de abril de 2015

De mudanza


Como algunos sabéis hace tiempo, este blog en facebook me da muchos problemas. No me resulta fácil compartir las entradas porque aún no sé por qué, facebook las considera spam o enlace no seguro. Al final no me ha quedado más remedio que cambiarlo por uno nuevo con la esperanza de que ese problema desaparezca, de modo que todo el contenido se encuentra ya en http://luciaherreroescritora.blogspot.com.es/ y es ahí donde a partir de hoy continuaré publicando mis entradas. 
Lamento los inconvenientes que esta decisión os pueda causar a quienes me seguíais en este, pero os invito a uniros al nuevo y os agradezco vuestra comprensión.

¡Nos leemos en la nueva dirección!

jueves, 23 de abril de 2015

Feliz día de Sant Jordi.

Hoy es un día con cierta magia. Me encantaría poder estar en algún sitio firmando libros, pero como no va a poder ser, al menos lo disfrutaré leyendo, y también escribiendo ese próximo libro que tengo ya bastante avanzado.


Os recuerdo que podéis regalar, o autoregalaros, por qué no, cualquiera de mis novelas en digital o en papel.

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Que no se diga, que hoy yo también os regalo un libro, jejeje

Y ya puestos, aprovechad, que hay otros libros de la Colección LCDE también en oferta hoy. Tenéis toda la lista AQUÍ.

¡Feliz lectura!

martes, 31 de marzo de 2015

Lecturas del mes (marzo 2015)

Marzo llega a su fin, nos vamos de vacaciones de Semana Santa (espero leer mucho y escribir tanto o más que leer) y toca resumen de las lecturas del mes. Ha cundido bastante, todo hay que decirlo. 
Allá voy:

8. NIEBLAS DE LAS HIGHLANDS, de Karen Marie Moning.



Una bonita historia time travel que conjuga muchos elementos atractivos: una protagonista interesante, curtida a base de golpes de la vida, un protagonista irresistible pero que no es tan frívolo como parece, elementos mágicos y seres incontrolables que manejan a su antojo las vidas de los demás... La he disfrutado mucho, porque he encontrado suficientes sorpresas, pero sobre todo, una coherencia que me resulta imprescindible, especialmente en un género como este. Muy recomendable.  

9. TÚ PUEDES ESCRIBIR UNA NOVELA ROMÁNTICA, de José de la Rosa



Lo sé, esto no es una novela y lo que yo suelo valorar en este blog son novelas, aunque de cuando en cuando leo también guías y manuales, si no como este, bastante parecidos, libros de autoayuda, de marketing..., de todo un poco, cualquier cosa que me pueda parecer interesante. Como sabéis, no suelo comentarlos aquí, pero en esta ocasión me ha parecido que venía a cuento. Para empezar, es un libro sobre novelas románticas (y eso es lo que yo leo principalmente) y para seguir, se merece una valoración completa y detallada porque me ha encantado. Me ha durado apenas unos días (y eso porque lo he alternado con una novela) y en breve lo releeré, porque tengo intenciones de sacarle tanto jugo como sea posible. 
Como autora novel de novela romántica, lo primero que pensé cuando llevaba un par de capítulos fue que ojalá lo hubiera descubierto antes. Tengo dos novelas autoeditadas a la venta y alguna más en el cajón, y aunque a base de escribir, volver atrás, repasar, cambiar de idea y reescribir, una va aprendiendo lo que le funciona y le ayuda a organizarse mejor, haber tenido esta guía si no cuando empecé a escribir, al menos cuando decidí publicar, seguro que me habría facilitado mucho el trabajo. Es clara, concisa, completa y amena. Tiene muchos y muy buenos ejemplos, y te remite constantemente a "tu novela", esa que tienes en mente o incluso has empezado a escribir. Me ha ayudado a aclarar conceptos y a organizar ideas, y ha habido capítulos, como los correspondientes a personajes, estructura, espacio y tiempo, y documentación, que me han fascinado por completo. 
Desde luego a mí me parece una guía fantástica y pienso ponerla en práctica desde ya mismo, así que, sin duda, la recomiendo. 

10. OLVIDA EL PASADO, de Arwen Grey.


Una vez más, era la novela que necesitaba leer. Ni muy larga, ni muy complicada, ni con un ritmo vertiginoso. Me apetecía algo tranquilo, para disfrutar sin prisas. Y lo cierto es que la he disfrutado, porque para empezar, está escrita de una forma cuidada, y tiene un ritmo relajado pero que te va llevando de un capítulo a otro sin darte apenas cuenta. La historia va fluyendo con naturalidad, y vas descubriendo a los personajes poco a poco. Livia me cautivó casi desde el principio. Cuando arranca la novela está en un momento delicado y encima se lleva un susto importante, pero... es una mujer fuerte, con carácter, directa y con un punto de ironía que me encanta. Colin confieso que tardó un poco más en calarme, porque para empezar, es un nombre al que le tengo un poco de manía. Ilógico, lo sé, pero... no me gusta Colin Firth y todo el rato me acordaba de él, lo que me dificultó bastante la tarea de hacerme una idea adecuada del personaje. Además, al principio sobre todo, está bastante tocado, y si bien me daba "buen rollo", casi me gustaba más el policía chulo... Pero bueno, los personajes evolucionan (como debe ser), todo va encajando, y al llegar a la última página, te quedas con esa sensación de satisfacción que en mi opinión tiene que dejar una buena historia romántica. Muy recomendable. 

11. EN LÍNEA CON AMBER, de Álvaro Ganuza.


Tras haber leído ya dos novelas de Álvaro Ganuza, tenía pocas dudas de que esta también me gustaría, y la verdad es que el primer capítulo ya me dejó muerta... jajaja. Este autor no deja de sorprenderme. 
La historia engancha desde el primer momento, por su originalidad, por su erotismo bien utilizado, por los toques de humor y por la naturalidad con la que está contada. Los personajes son creíbles y atrae cada uno a su manera, me han gustado mucho. Amber porque es espontánea y divertida (me sigue sorprendiendo cómo escribe en primera persona metiéndose en la piel de una chica), y los chicos... ¡menudo dilema la pobre Amber, con tanto y tan buen material! Y encima todos distintos unos de otros. Me ha tenido con el corazón en un puño desde la mitad del libro hasta el desenlace, intuyendo cómo podía acabar la cosa. Y otra vez, me ha sorprendido. No puedo esperar para leer la continuación. ¡Eso no se hace, Álvaro! Jajaja...
Si le pongo una pega es (una vez más) que la corrección es mejorable, pero tiene fácil arreglo y no me cabe duda de que pronto habrá reedición. La novela la merece. 


12. MIS DÍAS SIN TI, de Connie Jet. 


Esta novela me tocó en un sorteo en el RA, y me pareció una buena opción para ir leyendo en el metro. Siempre voy peleándome con el Kindle, que a veces para cuando consigo que se abra ya he llegado, así que al ser cortita (y pesar poco) me pareció muy adecuada. 
Lo cierto es que la he leído en cuatro días, en los trayectos de ida y vuelta. Los capítulos son muy breves y se pasa de uno a otro con facilidad. La lectura es ágil, lo cual he agradecido mucho.
Por otra parte confieso que seguramente me equivoqué en mis expectativas y por eso la novela no me ha convencido del todo. La portada me gustó mucho, y me llevó a hacerme una idea de novela romántica un poco alocada y divertida. En la historia hay una amiga muy loca y bastante divertida, pero eso es todo. La protagonista arranca con el ánimo bastante tocado y va dando palos de ciego para intentar levantarlo, sin mucho éxito. No es el tipo de protagonista que me atrapa desde el primer momento. Aun así, su evolución es interesante y el final previsible pero perfecto. 
Lo que tengo que destacar (en negativo, en este caso) es que la corrección es francamente mejorable. Hay muchas erratas y expresiones cuanto menos "raras". Estoy acostumbrada a ver esas cosas en noveles autoeditados, pero aquí no me lo esperaba. Lástima, porque son detalles que deslucen la historia. 
En fin, cumplió su cometido que era entretenerme en los viajes, así que me daré por satisfecha.


13. MÍRAME, EL JUEGO DE MARINA, de Marissa Cazpri.


Esta es una de esas novelas que tenía hace tiempo en cola de lectura, y después de terminarla pienso "¿Por qué no la cogí antes?". No es lo primero que leo de Marissa Cazpri, pero la verdad es que me ha sorprendido muy gratamente, desde el primer momento. Para empezar, con una protagonista aparentemente frágil porque acaba de salir de un divorcio y apenas ha vivido, pero que sin dejar de ser ella misma es capaz de tomar las riendas de su vida y crecer tras unas vacaciones que son justo lo que necesitaba. El protagonista me ha encantado, lo reconozco. Es un borde (sí, los adoro, jajaja) y en ocasiones se comporta de un modo cruel, pero se hace querer, y sus debilidades se entrevén casi desde el principio, haciéndolo muy humano. Los secundarios también son todos de lujo, y aunque algunos giros eran previsibles, los he disfrutado igualmente por la inconsciencia de los personajes, que no los veían venir mientras que yo sí, y la verdad es que la tensión se sentía crecer por momentos. Muy buen ritmo, grandes dosis de erotismo, toques de humor muy bien dosificados y lectura fluida, ¿qué más se puede pedir?
El final no es un final de verdad, sino un "continuará", pero no me ha dado tiempo de enfadarme porque Paul va a seguir dando guerra en la segunda parte, no me cabe duda.
Me declaro fan del guiri-borde y de esta historia. La he disfrutado un montón. 

14. ESTO NO ES UNA CITA, de Kris L.Jordan.


Otra novela que hacía tiempo que me apetecía leer. Ya conocía la pluma de Kris L.Jordan y estaba segura de que no iba a decepcionarme, y lo cierto es que no me he equivocado. 
"Esto no es una cita" es una novela de esas sobre gente normal, con problemas normales, que sin grandes pretensiones consigue mantenerte pegada a sus páginas, meterte en las vidas de sus protagonistas y disfrutar cada minuto, tanto con sus alegrías como con sus preocupaciones. Me ha sacado bastantes sonrisas, porque tiene unos toques de humor estupendos y muy bien dosificados. Y respecto a los protagonistas, me ha gustado Abigail porque es una mujer fuerte, aunque tenga miedo de repetir sus errores y eso la bloquee y  le impida ser feliz, y me ha gustado aún más Darach, por su carácter noble y desenfadado. Es uno de esos protagonistas a los que enseguida sabes que ni la chica ni tú podréis resistiros por mucho tiempo, jajaja...
Muy recomendable para desconectar, pasar un rato agradable y terminar con una sonrisa en la cara. 

Y con las novelas de este mes, considero cubiertos los siguientes puntos de mi reto extraño... jajaja:


-Un libro originalmente escrito en otro idioma (Nieblas de las Highlands)
-Un libro de no-ficción (Tú puedes escribir una novela romántica)
-Un libro del final de mi lista pendiente de libros (Mis días sin ti). De hecho, ni siquiera estaba en mi lista... jajaja. 

Pues nada, hasta aquí llegó marzo. El mes que viene más y mejor. 
¡Gracias por pasar por aquí, me encantará leer vuestros comentarios!


domingo, 1 de marzo de 2015

Lecturas del mes (febrero 2014)

Me ha pillado el cambio de mes en un fin de semana complicado, así que al final la entrada sale con retraso y no me ha dado tiempo de terminar el libro que tengo entre manos (que me está encantando, pero ya os lo contaré el próximo mes).
En fin, febrero ha sido corto y no me ha cundido mucho, entre el RA, relatos de San Valentín y otras historias (la gripe entre ellas). Pero he hecho un gran descubrimiento que es el autor del que he leído DOS libros este mes. Y el mes que viene sigo, prometido.
En fin, allá vamos con las lecturas:

5. ROMANCE EXTREMO, de Álvaro Ganuza


Me habían recomendado mucho este autor y este libro y ha resultado una grata sorpresa. La historia me atrapó y me tuvo en ascuas desde el primer momento, a pesar de no ser una historia de esas que en principio le pueden pasar a cualquiera, jajaja... Me llamó especialmente la atención la forma en que el autor se mete en la piel de Victoria, la protagonista, que cuenta su historia en primera persona, para luego pasar a ponerse en la piel del protagonista masculino en la segunda mitad del libro. El argumento me ha sorprendido también, aunque en ocasiones intuía por dónde podían ir los tiros, en otras me ha dejado con la boca abierta. Sobre todo tengo que destacar que la novela es rápida, intensa, ágil, y narrada con una frescura y una naturalidad que se agradecen. Y el final... me tuvo con el corazón en un puño. Muy, muy recomendable.
Eso sí, le voy a poner una pega, y es que la corrección y la maquetación son mejorables, y deslucen una historia genial, aunque tengo entendido que en la versión en papel se han revisado. No descarto agregar un ejemplar en papel a mi biblioteca, todo hay que decirlo. 

Me encanta descubrir nuevos autores que me enganchen así. Ahora tengo varios libros nuevos entre los que elegir, por si no tuviera bastantes en mi cola de lectura... jajaja.

6. SOY MUJER Y SOY WAHARI, de Álvaro Ganuza.


Después de Romance extremo me quedó claro que leería algo más de Álvaro Ganuza, y, casualidades de la vida, cuando en el autobús camino del RA busqué algo corto que leer, me llamó la atención esta historia. La empecé, dispuesta a dejarme sorprender, y nuevamente me sorprendió.
Aunque es una historia breve y he echado de menos que se ahondara un poco más en la relación de los protagonistas, me sentí en todo momento transportada al Amazonas, inmersa en una cultura desconocida y fascinante. Me ha gustado Abie como protagonista, porque es de las que (aunque hace alguna que otra tontería) los tiene bien puestos. Y Alák me ha enamorado, a pesar de no entender ni una palabra de lo que hablaba, jajaja... No, en serio, es un personaje que a pesar de lo "primitivo" que es, en su actitud, en su fuerza, en su preocupación por ella, se hace querer enseguida. Seamos sinceros, en el fondo, que sea primitivo, no es realmente un problema ¿no? Jajajaja. 
Una lectura perfecta para evadirse y disfrutar sin grandes dramas ni artificios. Muy recomendable. 

7. LAS CRÓNICAS DE RAY FIELD (CONFUSIÓN), de Laura Cuenca Saló


Me ha costado mucho terminar este libro, a pesar de haber leído críticas muy buenas, y de que me lo prestó una compañera a quien le había entusiasmado. Para ser sinceros, también había leído aspectos negativos dentro de críticas buenas, y esos aspectos negativos, para mí pesan mucho, porque son precisamente los que no me han dejado concentrarme en la historia. Es un perfecto ejemplo de como una buena idea y una gran imaginación, no son suficientes para obtener un buen libro. 
Es una lástima, porque realmente imaginación hay, y mucha, pero cuando en las primeras ocho páginas ya me estoy planteando si merece la pena seguir... mal vamos. Están escritas con un estilo barroco y rebuscado (que de entrada no me encaja porque está narrado en primera persona por una adolescente de 15 años). La corrección deja bastante que desear, y lo peor, a lo largo de todo el libro se suceden las palabras y expresiones mal utilizadas. Es algo con lo que no puedo. A medida que empiezan a pasar cosas, la historia se pone un poco más interesante, pero aunque me he quedado con ganas de saber en qué termina el extraño triángulo amoroso (porque los personajes masculinos están bastante bien, todo hay que decirlo), no he conseguido meterme en la trama y olvidar los fallos. 
Creo que la historia merecería una revisión y corrección en condiciones. Ganaría muchísimo. 


Hasta aquí ha dado de sí el mes. Vamos a chequear el reto:


Con estas tres novelas considero cubiertos los siguientes puntos: 
-Un libro escrito por un menor de 30 (Las crónicas de Ray Field)
-Un libro con personajes no humanos (Las crónicas de Ray Field)
-Un libro que puedas terminar en un día (Soy mujer y soy Wahari)
-Un libro ambientado en la secundaria (Las crónicas de Ray Field)

Y creo que esto es todo por hoy. El próximo mes espero que me cunda más y mejor. ¡Gracias por la visita y ya sabéis que me encanta recibir vuestros comentarios!





lunes, 23 de febrero de 2015

Antología besos de Cupido

Con tanto jaleo entre el RA y una cosa y otra, he retrasado esta entrada más de lo que merecía, aunque lo cierto es que nunca es tarde, dicen. De hecho, el retraso en este caso era necesario para retocar unas cosillas. Resulta que apenas una semana antes de San Valentín, un grupo de autoras me invitó a participar en una antología de relatos románticos, para poner en descarga gratuita. Me pareció una idea interesante y allá que me apunté. 


Así de bonita quedó la portada. Reconozco que de algunas compañeras no había leído nada, aunque a otras sí las conocía. Se hicieron unos collages con los títulos y los protagonistas, y la verdad, tenía muchas ganas de que estuviera disponible para descargar.


   

  

 

 

 

Al final hubo que hacer unos ajustes por problemas de maquetación y corrección, pero ahora sí, lo podéis descargar AQUÍ completamente GRATIS, En Pdf o en Epub.
Hay historias para todos los gustos. La mía, Confidencias bajo la nieve, es un relato de esos que me gustan, de primeros encuentros, de oportunidades por descubrir. Espero que lo leáis y que lo disfrutéis. Agradeceré cualquier comentario al respecto, yo al menos lo escribí con tanta ilusión y con tanto mimo como todo lo que hago. 
Pues nada, ahí os dejo lectura, por si teníais poca, jajaja. Besos de Cupido para todos y Feliz San Valentín, que aunque parezca que os lo digo con retraso, ya sabemos que es un día que debería celebrarse todo el año.

¡Gracias por la visita!











jueves, 12 de febrero de 2015

Mi pedazo de cielo (Relato)

Esto es algo que he escrito para un concurso de relatos románticos de un grupo de facebook con motivo de San Valentín. Tenía que basarse en estas dos fotos. Bien, pues esto es lo que salió:


MI PEDAZO DE CIELO.

—Silvia, el Señor Duarte te estaba buscando.
Vaya por Dios…, para un día que llego cinco minutos tarde.
—Oh… ¿Te ha dicho para qué?
Sara, la recepcionista, se encoje de hombros y tuerce la boca.
—Su secretaria eres tú, no yo. A mí no me da explicaciones.
A mí tampoco. Es muy suyo. Aprieto los dientes, levanto la cara y enfilo el pasillo hacia la oficina de mi jefe. Ni siquiera esperaba que estuviera a esta hora en la empresa, dado que ayer mismo estaba en Mallorca reunido con el resto de los jefazos. Su agenda para los últimos dos días era un horror, y regresó en el último vuelo, así que yo daba por hecho que llegaría tarde esta mañana. Al menos más tarde que yo.
Decido entrar primero en mi oficina y dejar el bolso en el armarito antes de regresar al pasillo y tocar con los nudillos en la puerta de enfrente. No obtengo respuesta. Aguardo unos instantes y vuelvo a llamar. Nada. La persiana veneciana que cubre la cristalera desde la que él puede ver el pasillo y mi oficina desde la suya está cerrada.
Abro la puerta y asomo la cabeza con cautela. El despacho está vacío. La mesa, impoluta. Ni rastro de él ni de lo que sea que quiere que yo haga con tanta urgencia.
Me giro, sin saber dónde buscarlo. En ese momento, el becario que entró la semana pasada, me ve y se dirige a mí con paso inseguro.
—Silvia…, el Señor Duarte ha dicho que subía a la terraza, que quería que te reunieras con él en cuanto llegaras.
—¿En la terraza?
—Eso ha dicho.
Un estremecimiento me recorre. Cuando sube a la terraza es porque tiene una decisión difícil que tomar. Espero que no vaya a haber más despidos o recortes. No hay motivos para ello, las ventas del último ejercicio han sido buenas.
Giro sobre mis talones y hago el camino de regreso hacia el ascensor. Paso por delante de la mesa de Sara y no puedo evitar increparla.
—¿Por qué no me has dicho que el Señor Duarte había subido a la terraza?
—No me lo has preguntado.
Arpía… Sonríe entre dientes, seguramente divertida por haber hecho que me paseara de puerta en puerta perdiendo aún más tiempo. Aprieto el paso y subo, preparándome mentalmente para lo peor.
Bajo del ascensor en la última planta y cruzo el pequeño pasillo hasta la puerta que da a la azotea del edificio. Hay una pequeña terraza desde la que se divisa toda la ciudad. Cuando abro la puerta y salgo, me lo encuentro sentado en una silla moderna y ligera, impecablemente vestido y aparentemente relajado, mirando al horizonte, pensativo. Pero a mí no me engaña. Que esté aquí no puede significar nada bueno.
Se gira hacia mí y me clava sus ojos azules. Es un suplicio tener un jefe tan condenadamente guapo.
—¿Me buscaba? —Asiente con suavidad. Me acerco un poco y finalmente se levanta de la silla para empezar a pasear de un lado a otro de la terraza. Trato de mantener la calma, y pregunto con tanta naturalidad como me es posible—: ¿Qué tal el viaje de regreso?
—Silvia, tenemos que hablar. Muy seriamente.
Eso suena fatal. Cuando alguien dice “tenemos que hablar”, siempre es mala señal. Trago saliva y le miro a los ojos.
—Tú dirás.
Su gesto se suaviza. Se acerca más a mí y alarga la mano con dulzura para acariciarme la mejilla con el revés de los dedos. Luego me agarra por la nuca y me acerca a su boca.
Y como siempre, me pierdo en un beso durante unos segundos que parecen horas.
Apoyo las manos en su carísimo traje de Armani y las deslizo hasta su cuello, asiéndome a él y jugando con los mechones cortos de su nuca. Él me rodea con un brazo duro como el granito y me aprisiona contra su pecho, quitándome el aliento, devorándome la boca como si pudiera robarme el alma en ese beso.
La perdí hace tiempo, el alma, el corazón y la vergüenza. Desde que caí en la tentación y me acosté con mi jefe por primera vez.
De eso hace casi seis meses, y no sé cómo no me he vuelto loca. Nadie lo sabe: ni mis amigas, ni mi familia, ni por supuesto nadie del trabajo. La empresa no ve con buenos ojos ese tipo de confraternizaciones entre jefes y subalternos. Perdería mi trabajo en un abrir y cerrar de ojos.
Porque a él no le van a echar, desde luego. Desde que es el Jefe de Zona, las ventas han subido como la espuma. El Director General le adora.
Yo solo soy una secretaria, por mucho que en mi tarjeta ponga “adjunta a la Dirección”. Eso solo es un término “políticamente correcto”.
Javier me suelta y me mira con tal intensidad que mis rodillas bailan. Tengo la boca caliente y magullada, pero sólo puedo pensar en que quiero otro beso.
Finalmente respiro hondo y recupero la compostura.
Sólo entonces se decide a hablar.
—Márquez me sugirió que sabe lo nuestro.
—No puede ser.
—Alguien nos vio en Lisboa el mes pasado.
Mierda. Empiezo a temblar de forma incontrolable. Márquez es un capullo y si lo sabe él, en cuatro días lo sabrá toda la empresa. El corazón me late tan fuerte en el pecho que creo que voy a ahogarme. Por fin, consigo murmurar.
—¿Y ahora?
—Deberías renunciar, antes de que Márquez se chive.
El mazazo me deja en shock. Me zumban los oídos y los ojos se me llenan de lágrimas. Él está tranquilo. Supongo que a fin de cuentas, le da igual.
—Eres un hijo de…
No termino la frase. Me doy la vuelta y salgo corriendo de regreso al edificio. Le oigo llamarme, pero no me detengo. Quiero irme, quiero salir de allí para no volver más. No puedo creer que haya sido tan idiota como para tirar mi carrera por la borda, por un polvo. Bueno, por muchos polvos y muy buenos, pero… me la he jugado por él y he perdido.

Los días pasan como en una niebla densa. Ni siquiera he vuelto a la oficina para despedirme, no sé qué excusa inventaría Javier. Me he limitado a enviarle mi renuncia y a pedirle a una compañera que me hiciera llegar mi bolso, que se quedó en mi armarito. Me ha llamado por teléfono incontables veces, pero no he querido hablar con él. Ya duele demasiado sin el martirio adicional de escuchar su voz.
Apenas dos semanas después de mi baja forzosa en la empresa, recibo una propuesta de trabajo en otra empresa del mismo sector. Me alegra y me entristece a la vez. Desde luego, es una oportunidad única, y me satisface saber que mi trayectoria profesional tiene suficiente peso como para que otra empresa me busque tan pronto, pero… eso significa cerrar definitivamente una puerta que no sé si quiero cerrar.
Ojalá nada de esto hubiese pasado. Ojalá Márquez no se hubiera enterado nunca. Pero sé que es estúpido pensar que podíamos haber seguido así por mucho tiempo. Después de todo, era lo que tenía que pasar.
Mi nueva empresa es más pequeña, pero mi puesto es de mayor categoría. De “adjunta a la Dirección” he pasado a “Jefa de producto propio”. Formo parte del equipo directivo, a las órdenes del Director de Zona, por supuesto, pero casi al mismo nivel que él. Soy su colaboradora, no su secretaria. Mi puesto entraña una gran responsabilidad pero es un reto para el que estoy sobradamente preparada.
Para lo que no estoy preparada es para que, apenas un mes después de mi incorporación, me obliguen a acudir a una reunión con los directivos de mi antigua empresa.
Nos han comprado.
Estoy vendida.
No puedo enfrentarme a Javier, otra vez no.
Pero el orgullo me hace levantar la cara y presentarme en esa reunión, con mi traje de perfecta ejecutiva de ventas y los datos que avalan la gestión de mi departamento en este tiempo. No es mucho, lo sé, pero es todo lo que tengo.
Claudio, el Director de Area de mi nueva empresa, y mi actual jefe, no parece muy apurado. Probablemente se jubile anticipadamente y se dedique a jugar al golf. Al fin y al cabo, en este sector la gente va y viene continuamente. Seguramente lo había visto venir.
Yo no.
Javier no me quita ojo durante toda la reunión. El nombre de mi actual empresa se mantendrá de momento como marca de producto, pero la estructura directiva prácticamente desaparecerá.
Javier asegura que se mantendrán tantos puestos de trabajo como sea posible.
A algunos les ofrecerán cambiar de zona para ocupar el mismo puesto. A otros un puesto similar o de una categoría algo inferior, pero sin traslado de por medio.
Todavía no sé qué va a pasar conmigo.

Tras una reunión bastante general, nos indican que nos irán llamando de manera individual para negociar la reubicación o el cese de cada uno de los integrantes de la dirección de zona de nuestra ya extinta empresa. Eso me incluye a mí. Cuando nos levantamos para marcharnos, Javier me detiene en la puerta.
—Silvia, espera. Quiero hablar contigo.
Quiero decirle que me deje en paz, pero no puedo. No sé si mi trabajo vuelve a estar en juego por su culpa o no.
—¿Sí, Señor Duarte?
—Javier. Sabes que puedes llamarme Javier.
—No creo que sea conveniente que me tome ningún tipo de confianza.
—Tonterías. Vas a formar parte del equipo directivo. Vamos a trabajar juntos. En mi equipo nos llamamos por el nombre de pila.
—¿En tu equipo? —pregunto con incredulidad mientras frunzo el ceño. Antes le llamaba “Señor Duarte” en horas de trabajo. En privado, Javier, pero eso… eso es algo que no debió suceder.
Por mucho que me duela tenerlo tan cerca y no poder besar su boca una vez más.
Él asiente y esboza una sonrisa.
—En mi equipo. Serás mi colaboradora.
—Ya.
—No digas “ya” como si fuera un castigo… Silvia, no me dejaste explicarme, te marchaste sin darme ninguna oportunidad.
—¿Oportunidad? ¿Oportunidad de qué, Javier? Las secretarias no se lían con sus jefes o pierden el trabajo, así son las cosas.
—Entre colaboradores las cosas son diferentes. —La sorpresa se debe de reflejar en mi cara. No puedo creerme que esté sugiriendo lo que yo creo que está sugiriendo—. Cena conmigo hoy. Ven a mi casa, déjame explicarte.
—No voy a dejar que arruines mi carrera, Javier. Déjame en paz.
Salgo del despacho furiosa, angustiada y temblando como una hoja. Todavía me afecta tanto que me asusta pensarlo. No puedo estar cerca de él. ¿Cómo voy a trabajar con él de nuevo?

Regreso a la que todavía es mi oficina, aunque ya nos han dicho que en menos de un mes, se reubicará a la gente en las oficinas de mi antigua empresa o en sus nuevos destinos en función del acuerdo al que se llegue con cada uno.
Claudio está en su despacho, un par de puertas más allá del mío. Ha llegado antes que yo. Su puerta está abierta y cuando  me ve, me hace una seña para que vaya.
Entro y me dedica una sonrisa afable.
—Pasa, Silvia, quería hablar contigo.
Me estremezco involuntariamente. Ya no me fío ni un pelo de esas palabras. Cojo aire y me esfuerzo por sonreír, aunque me sale una mueca extraña.
—Tú dirás, Claudio.
—He visto que Javier te llamaba al salir de la reunión, así que entiendo que has hablado con él.
El corazón se me encoge y noto el rubor subir a mi rostro. Trato de permanecer impasible. No sabe nada. No puede saber nada.
Se gira hacia la ventana, de forma que no veo su cara. Cuando sigue hablando no doy crédito a lo que oigo.
—Parece que después de todo, las cosas le han salido bien. Cuando renunciaste a tu antiguo puesto, tanto él como yo sabíamos que la compra de la empresa era un hecho, así que no te negaré que me sorprendió un poco que me pidiera que te contratara para el puesto de Jefe de Producto propio. Como bien sabes, tu antecesor aquí se trasladaba a Barcelona, pero… yo no estaba muy seguro de que una secretaria de dirección estuviera capacitada para desempeñarlo con solvencia. Ni siquiera una como tú, que tienes un currículum admirable. Pero Javier me confesó que te quería en ese puesto y provocaría muchos recelos que te lo ofreciera siendo como eras su secretaria. En cambio, si lo ocupabas aquí, no sería extraño que pasaras a ocuparlo allí una vez materializada la compra de la empresa.  En el poco tiempo que has trabajado con nosotros he podido comprobar tu valía, Silvia. Entiendo perfectamente que Javier quiera que ocupes ese cargo.
Sonrío como una estúpida mientras trato de controlar el torrente de emociones que me embarga. Javier arregló mi contrato aquí. Quería que volviera a trabajar con él. ¿Desde cuándo? ¿Desde aquél horrible día en la terraza del edificio cuando me dijo que debería renunciar?
Farfullo un agradecimiento rápido y me escabullo en cuanto puedo a mi oficina. Estoy hecha un lío. Puede que le haya juzgado mal, y ahora que pienso en ello, mi cuerpo despierta del letargo en el que ha estado sumido el último mes y medio, para recordarme con un malestar difuso cuánto le echa de menos.
Tengo que hablar con él.

Cuento los minutos hasta que finaliza mi jornada laboral, y conduzco hacia su casa. La anticipación me provoca un nudo de nervios en el estómago.
Aparco a pocos metros del moderno edificio de apartamentos en el que vive, y necesito diez minutos más, sentada en el coche, para sentirme lo bastante segura como para salir. Camino hasta el portal, inspirando profundamente en un intento vano por tranquilizarme. Cuando llamo al timbre del portero automático, contengo la respiración sin darme cuenta.
Su voz, profunda y sexy como el infierno, rompe el silencio apenas unos segundos después:
—¿Quién es?
—Javier… —casi murmuro—. Soy Silvia.
Me abre inmediatamente, sin hacer preguntas. Subo poniéndome más nerviosa a cada minuto que pasa. En el ascensor me estiro la falda, me coloco un mechón rebelde tras la oreja, me muerdo el labio, me froto las manos compulsivamente… Cuando por fin llego al octavo piso, estoy al borde del colapso.
Salgo con paso inseguro y la puerta del apartamento se abre antes de que llame al timbre. Él me mira con una expresión inescrutable en su bello y masculino rostro. Tras unos segundos de duda, me atrevo a preguntar:
—¿Puedo pasar?
—Supuse que no vendrías.
A pesar de que su tono intenta ser frío, me suena más dolido que otra cosa. Probablemente tenga razón, si mis suposiciones de las últimas horas son ciertas, no he sido muy justa con él.
—He hablado con Claudio.
Un músculo se tensa casi imperceptiblemente en su mandíbula, y sus ojos brillan con un atisbo de… no sé, ¿esperanza? Cada segundo que pasa estoy más convencida de que ha sido un error negarme a escuchar esa explicación hasta ahora.
Se hace a un lado y extiende la mano invitándome a entrar. Mi mente me abochorna recordando las veces en que he estado aquí anteriormente. La última vez, sin ir más lejos, perdí la ropa por el pasillo, entre la puerta de entrada y su habitación.
—¿Quieres tomar algo? ¿Un café? ¿Una copa?
—No. No…, gracias.
Me detengo al final del pasillo de entrada, frente a la puerta abierta del salón. Javier está a un paso de mí, y me empuja con sutileza para indicarme que entre, apoyando la mano en mi cintura.
—Siéntate, por favor. ¿Seguro que no quieres nada?
El malestar que tengo ahora mismo no me dejaría tragar ni agua. Camino hasta el sofá y me siento mirándome las manos porque no me atrevo a mirarle a los ojos.
—Javier… ¿es cierto que llamaste a Claudio para pedirle que me contratara?
—Sí —responde sin titubear.
—¿Y por qué?
En ese momento, sí me atrevo a levantar la mirada, y me encuentro con sus impresionantes ojos azules clavados en los míos, buscándome.
Preguntándome si me he olvidado ya de él.
No podría hacerlo ni aunque quisiera, aunque lleve mes y medio tratando de cerrar una herida que sigue doliendo cada vez que pienso en él.
—¿De verdad creías que te iba a dejar marchar tan fácilmente? ¿Eso pensabas de mí?
—Dijiste que debía renunciar —le respondo encogiéndome de hombros.
—Joder, Silvia… Hacía tiempo que conocía los planes de la Dirección General. Yo te quería en ese puesto. Te iba a proponer que renunciaras de todas formas, aunque Márquez no se hubiera enterado de lo nuestro. —Hace una pausa breve en la que respira hondo y me mira con una intensidad que acelera mi pulso—. Estaba pendiente del traslado de Julián Sanz, tu antecesor, porque habría levantado suspicacias el hecho de que mi secretaria personal ocupara un cargo directivo de la noche a la mañana en nuestra empresa, sin embargo nadie podría decir nada si ellos te contrataban para ese puesto en “su” empresa antes de que se supiera que los íbamos a comprar. Ahora solo vas a seguir ocupando un cargo que ya tenías en el momento de cerrar la compra.
—Pensé que solo querías proteger tu reputación.
—Y estoy muy enfadado contigo por eso.
A pesar de sus palabras, extiende la mano y me acaricia la mejilla con suavidad. Me apoyo en su palma inclinando la cabeza, como un gatito mimoso. He echado tanto de menos ese roce…
Otro roce, que he echado de menos más aún que la caricia de su mano, me sorprende de pronto. Se inclina sobre mí despacio y su aliento me abrasa los labios antes de tantearlos con su boca, con tanta lentitud que el tiempo parece haberse parado. Y me quedaría así toda la vida.
Su lengua me acaricia con picardía, tentándome, retándome a que lo rechace, si tengo fuerza de voluntad.
¿Fuerza de voluntad? ¿Qué es eso? Le echo los brazos al cuello y me apodero de su boca sin contemplaciones, sin control y sin medida. Como una exploradora que encuentra agua tras días de caminar por el desierto.
Javier responde apretándose contra mí, enredando los dedos en mi melena y tirando de ella para acceder mejor a mi boca. Mi pecho sube y baja a un ritmo violento. Siento los pechos hinchados y doloridos, suplicando un roce de sus dedos, o mejor aún, las atenciones de su experta boca. La sangre pulsa con fuerza en mis venas y envía estremecimientos de necesidad directamente a mi entrepierna.
Le deseo con auténtica desesperación.
Me abre la blusa con brusquedad y busca mi pecho, consiguiendo que el pezón se arrugue y se apriete dolorosamente con solo pasar el pulgar sobre él un par de veces. Juguetea con el duro botoncito hasta que, de pronto, se detiene y se aparta.
Le miro a través de una bruma de deseo, confusa y frustrada, sin entender el cambio de actitud. Saca la mano de mi blusa y se levanta para girarse de cara a la ventana, quizás en un intento tardío de ocultar la erección que le he provocado.
—¿A qué has venido, Silvia? ¿Crees que las cosas se arreglan así, de la noche a la mañana? ¿O no hay nada en realidad que quieras arreglar? Porque entonces deberías marcharte.
Parpadeo, confundida. A duras penas consigo balbucear una respuesta:
—Yo… No sé a qué te refieres.
—La semana que viene, o poco más tarde, vas a ocupar el despacho contiguo al mío. ¿Estás segura de que quieres seguir adelante con esto? Porque no me voy a limitar a echarte un polvo sin más.
Sus palabras me caen como un jarro de agua fría. No sé si le entiendo. No sé si va de ofendido, o se está haciendo el chulo conmigo, pero no me gusta. Me levanto y le encaro, furiosa.
—No he venido a que me eches un polvo.
—Bien, entonces dime a qué has venido y por qué me miras como Caperucita debió de mirar al lobo suplicándole que se la comiera, por tonta.
Frunzo el ceño y me envaro aún más. Le diría algo desagradable, pero está tan… soberbio con esa camisa blanca que no recuerdo cuándo he desabrochado casi hasta la cintura… Mi cerebro amenaza con cortocircuitar. Voy a decir algo, pero él se me adelanta:
—Silvia, no juegues conmigo.
—¿Yo? ¡Yo no estoy jugando a nada! ¡Solo quería saber qué pasó en realidad! Claudio me ha explicado que tú lo organizaste y… Yo pensé que te desentendías de mí, pero… creo que te juzgué mal…
—Me juzgaste fatal.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me arrastre suplicándote perdón?
Aprieta los labios y murmura.
—Dime que me has echado de menos. Dime que te has sentido tan vacía como  yo.
Trago saliva con dificultad, y acierto a responder:
—¿Y qué pasará después? ¿Los rollitos entre directivos no están mal vistos?
—No me insultes, Silvia. Sabes que yo no quiero un “rollito”, como tú dices. Estoy harto de esconderme.
Me quedo boquiabierta. De repente, todo parece tan fácil que creo que estoy soñando. El labio me tiembla y no puedo apartar mis ojos de los suyos. Javier se acerca de nuevo, hasta quedar a un palmo de mi cara.
—Dime qué quieres. Tú me echaste de tu vida. Es justo que pongas las cartas sobre la mesa ahora, ¿no crees?
—Ojalá pudiera borrar el último mes y medio.
—¿Preferirías seguir ocultándote?
—No, eso no.
—Pues ya no hay por qué hacerlo.
Se acerca un paso más, y siento caer todas mis defensas. Le miro con anhelo y con temor a partes iguales. Me voy a lanzar de cabeza a la piscina, pero me da igual. Es lo único que puedo hacer, porque volver a dejarle fuera de mi vida es imposible, más ahora que no tenemos que seguir escondiéndonos del resto del mundo.
Le sonrío y me devuelve la sonrisa, doy un paso adelante y como en una coreografía perfecta, se acopla a mí, encajando su cuerpo con el mío y envolviéndome posesivamente. Nos arrancamos la ropa y caemos sobre el sofá buscándonos con desesperación. Sus manos me recorren de un modo frenético, ansioso, despertando tan vívidamente mis recuerdos que la necesidad de él me duele.
Cuando entra en mí, creo que ambos sentimos algo muy parecido: por fin está de nuevo donde debe estar, donde pertenece. Es como si hubiera vuelto a casa.

O como si yo hubiera vuelto a él, en realidad no importa, pienso horas después, cuando nos hemos saciado el uno del otro y nos miramos en silencio, a punto de sucumbir al sueño, en la cama que tantas veces nos ha visto ejecutar la danza más antigua del mundo. La coreografía sale espontáneamente, tal vez porque siempre debió ser así entre él y yo. Puede que todo esto solo haya sido una especie de prueba, un obstáculo que teníamos que vencer para encontrar la felicidad.
En poco más de una semana estaré trabajando codo a codo con Javier, y no tendremos que preocuparnos por que nos vean juntos. Ahora mismo, me siento tan feliz que podría flotar.
Pero su mano se posa en mi cadera y me ancla al mundo real. Un mundo imperfecto pero en el que merece la pena levantarse cada día solo por mirarme en sus ojos azules.
Mi pedazo de cielo particular.

sábado, 31 de enero de 2015

Lecturas del mes (enero 2015)

Año nuevo, lecturas nuevas. He empezado enero con varios libros por leer, algunos de ellos incluso a medias. Me he fijado un reto de 50 lecturas, y además, vi otro reto por ahí en facebook que me hizo gracia, y aunque no me voy a matar para cumplirlo porque tiene cosas que me parecen un poco sinsentido, iré viendo hasta donde llego con las lecturas que me van apeteciendo.
¡50 LIBROS!
Y ESTE SERÁ MI RETO SECUNDARIO. A VER CUÁNTOS CUMPLO.
En fin, comenzamos:

1. EL DIABLO BAILA A LA SOMBRA DE LA LUNA ESCARLATA, de D.W.Nichols


Me gusta ir intercalando entre mis lecturas libros de la Colección LCDE. Porque de alguna manera me parece necesario conocer lo que hacen mis compañeros/as y porque además, he descubierto grandes talentos y grandes historias desde que estoy en LCDE. Por suerte hay libros de todos los subgéneros y para todos los gustos, y yo encuentro muchos que encajan con los míos. Así que, aunque de hecho tenía a medias otro libro que se suponía que iba a ser el primero más que nada porque TENGO que leerlo sí o sí, me dio por echarle un vistazo a este. Error. Ya comprobé hace tiempo que no puedo echarle un vistazo a un libro de D.W.Nichols e irme de rositas. Me engancha. Y eso precisamente me pasó con El diablo baila a la sombra de la luna escarlata.
Lo puedo describir en dos palabras: sorprendente y soberbio. Un libro cortito pero con una historia emocionante e intensa en la que los secretos se van desvelando poco a poco creando una tensión que te engancha y te mantiene en vilo. De hecho, esperaba que acabara por otros derroteros y me ha sorprendido gratamente hasta la última página. Me ha tenido atacada durante la mayor parte de la trama. Muy original y muy recomendable.

2. THE AGE OF INNOCENCE, by Edith Wharton


Bueno, en realidad lo que yo he leído no ha sido la novela original, sino una adaptación para alumnos de cursos de inglés, porque nos pidieron en clase leer una novela y esta fue la elegida. Supongo que después de todo, puedo valorar si no el estilo de la autora (que posiblemente también), al menos la historia y los personajes. 
Lo cierto es que la novela me ha gustado más de lo que esperaba. No confiaba mucho en que me enganchara, lo reconozco, pero lo hizo. La historia está bastante alejada de lo que yo suelo leer, y realmente podía haberme gustado más si no tuviera el final que tiene, que sí, muy adecuado, pero es de esos finales que te quedas "Ein?" Y personalmente no me gustan.
Lo que destacaría es el reflejo de una sociedad decadente y casi ridícula, dominada por los convencionalismos sociales y encorsetada en sus prejuicios. Artificial como pocas, pero perfectamente plasmada. Los personajes me han sorprendido. Ellen Olenska es la valiente inadaptada de la historia, y la más leal y coherente. May Welland es la que, más que sorprenderme, me ha dejado de piedra. Pasa de ser una jovencita sosa y casi provinciana (en el sentido de que no concibe el mundo fuera de su pequeño círculo, por mucho que viva en Nueva York) a sacar fuerza no se sabe de dónde para coger las riendas y ser la única capaz de luchar por lo que quiere. Y Newland Archer es... un idiota patético. Lástima, pero es lo que me ha parecido. Más de medio libro dándoselas de moderno y a la hora de la verdad... un cobarde que se agarra al pasado porque tiene miedo de mirar al futuro.
En fin, a pesar de eso, la he disfrutado. Creo que en algún momento tendré que leer (en castellano, eso sí) la novela completa. Me ha parecido, cuanto menos, interesante.

3. PENSIÓN SOTAVENTO, de Eva Martins


He leído este libro en plan un poco experimental, porque me constaba que iba a encontrarme con algo probablemente en las Antípodas de lo que suelo leer. Soy lectora confesa de romántica, y si no hay romance, pues de fantasía o ciencia ficción, preferiblemente. Este es un libro de humor. Me gusta echarme unas risas, como al que más, pero creo que tampoco era del tipo de humor que más me atrae. Es una comedia de enredo llena de personajes estrambóticos, con un ritmo vertiginoso y unos diálogos que dan la impresión de que estás en el teatro. Su gracia se basa principalmente en el equívoco, en la incultura y la torpeza de los personajes, y en situaciones que rozan el absurdo. Me ha sacado unas cuantas sonrisas y la lectura se me ha hecho ágil, aunque me recordaba constantemente a un sketch de programa de fin de año, como aquellos de Martes y Trece, pero más largo. Para pasar una tarde entretenida, sin más pretensiones.

4. ENTRE DOS BANDOS, de Laura Nuño


Este era el único libro de Laura Nuño que me faltaba por leer (de género romántico, porque Anima Nigrum no lo he leído, confieso que me da yuyu... jajaja) y antes incluso de cogerlo ya sabía que me gustaría, porque el estilo de esta autora me tiene enamorada: ágil, directo, cuidado y siempre sorprendente. En este caso esperaba que me sorprendiera aún más, porque es una novela de romántica histórica, género en el que se estrenaba con este libro. Es un género que me gusta, aunque no realmente de esta época ni de este contexto, pero viniendo de Laura eso no tenía mayor importancia. Lo tuve claro desde antes de empezar y no me equivoqué.
Poco puedo decir de la historia sin meterme en la intriga principal, pero diré que los personajes me han enamorado desde el principio. Lucía por su fuerza y su valentía (odio las protagonistas ñoñas, ¿lo he dicho alguna vez? bueno, sí, creo que muchas), y Gabriel por todo. Desde la primera impresión me ganó por goleada, así que me pasé medio libro tratando de averiguar si mis conjeturas sobre la trama eran ciertas y con un nivel de angustia por los personajes considerable, que unido a la tensión sexual no resuelta... me tenía de los nervios, la verdad. Así me ha durado apenas cuatro días. Lo he devorado y me ha encantado, no le puedo poner ninguna pega. Absolutamente recomendable. 


* * * 


Y con los libros de este mes he cumplido los siguientes puntos del reto de lectura: 
-Un libro convertido en película (The age of innocence)
-Un libro escrito por una mujer (los cuatro del mes, así que cumplidísimo)
-Un libro ambientado en otro país (The age of innocence)
-Un libro que no había leído de una autora que adoro (El diablo baila a la sombra de la luna escarlata)
-Un libro ganador del premio Pulitzer (The age of innocence)
-Un libro ambientado en un lugar que siempre hayas querido conocer (The age of innocence)
-Un libro con un triángulo amoroso (The age of innocence)
-Un libro con un color en el título (El diablo baila a la sombra de la luna escarlata)
-Un libro con magia (El diablo baila a la sombra de la luna escarlata)
-Un libro de un autor que nunca haya leído antes (The age of innocence, Pensión Sotavento)
-Un libro divertido (Pensión Sotavento)
-Un libro con un número en el título (Entre dos bandos)

De modo que mi reto queda como sigue:

Y hasta aquí llegó enero. El próximo mes más. 
¡Gracias por la visita y si queréis comentarme algo, sabéis que lo leeré encantada!